Tras el estallido del volcán, la lava arrasó varias poblaciones del suroeste de la isla invadiendo carreteras e incomunicando a los vecinos del Valle de Aridane. Una de las vías afectadas fue la conexión San Simón-Tajuya, de la LP-2, una ruta de 33 km que desarrollamos en el sur de la isla y de la que el volcán sepultó 3 km con una colada de hasta 50 metros de altura.
Por orden del Gobierno de Canarias nos pusimos manos a la obra para reconectar cuanto antes los municipios afectados a través de la ejecución de una carretera de emergencia que se desviara del trazado principal afectado por la lava.
La nueva carretera tiene una longitud de 2,2 km con un carril por sentido y está construida colindante a la colada de lava mientras el volcán estaba en erupción.
Javier Donado, del equipo de producción del proyecto, nos cuenta más detalles sobre esta obra clave para la isla.