ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno
Una cabeza de 18,3 metros de alto y una nariz de 6,4 metros. Son las cifras Junto a él se encuentran Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt y Abraham Lincoln, imponentes ante la belleza de las Black Hills de Dakota del Sur. Sus dimensiones también dejarían a más de uno boquiabierto: cada uno de sus ojos mide aproximadamente 3,4 metros de ancho y cada boca, unos 5,5 metros de ancho. Investigamos la historia detrás de este icónico monumento estadounidense.
Obstáculos para esculpir la historia de EE.UU.
La idea de tallar esta icónica escultura en Black Hills se remonta a 1923. Lo sugirió el historiador de Dakota del Sur Doane Robinson, que se puso en contacto con Gutzon Borglum. Este escultor estadounidense decidió tallar el rostro de estos cuatro presidentes al considerar que representaban los acontecimientos más importantes de la historia de los Estados Unidos.
El proyecto enfrentó diversos desafíos en sus inicios, como la obtención de permisos para esculpir en la montaña y la búsqueda de financiación. “Para los implicados, mantener el proyecto en marcha parecía a menudo más difícil que el trabajo mismo de esculpir el granito para convertirlo en una escultura colosal de los cuatro presidentes”, indica la web del Servicio de Parques Nacionales (NPS, sigla en inglés) de Estados Unidos.
Lincoln Borglum, hijo de Gutzon Borglum, junto a un modelo en yeso a escala del monumento. Crédito: Charles D'Emery / NPS.
Dinamita para dar forma a los rostros presidenciales
La creación de este icónico monumento comenzó el 4 de octubre de 1927 con la explosiva precisión de la dinamita, seguida de un meticuloso tallado para dar vida a los bustos. Este monumental proyecto se extendió a lo largo de 14 años y contó con la dedicación y esfuerzo de cerca de 400 trabajadores. “Las tareas variaban enormemente, desde el chico de guardia hasta los perforadores, el herrero y las amas de casa”, señala el NPS.
Los trabajadores enfrentaban condiciones extremas: desde un calor abrasador hasta un frío glacial y fuertes vientos. Cada día, subían 700 escalones hasta la cima de la montaña para fichar y luego descendían por la pared en una "silla de contramaestre" sostenida por cables de acero. El trabajo era “emocionante pero peligroso”. Así lo indica el NPS, que destaca que el 90% de la montaña se esculpió con dinamita.
Se utilizó este explosivo hasta que solo quedaban entre tres y seis pulgadas de roca para retirar y llegar a la superficie de tallado final. En ese momento, los perforadores y talladores auxiliares perforaban el granito con agujeros muy juntos, en un proceso llamado "panalización". Esto debilitaba la roca, permitiendo que muchas veces pudiera ser retirada a mano. Después, los trabajadores perfeccionaban la superficie de las caras utilizando herramientas manuales y suavizando la superficie de la roca.
Trabajadores suspendidos para esculpir los rostros en el Monte Rushmore. Crédito: Charles D'Emery / NPS.
Una cámara oculta tallada en la montaña
Por aquel entonces, no se imaginaban que estaban construyendo un monumento que haría historia. Con la muerte de Borglum a principios de 1941 y la Segunda Guerra Mundial asomándose en el horizonte, el Congreso de Estados Unidos cortó la financiación del proyecto y todos los trabajos en el monumento se detuvieron el 31 de octubre de 1941.
Con el tiempo, esta escultura se convirtió en un gran icono de la historia estadounidense. Más de dos millones de personas lo visitan cada año, según los NPS. Es probable que muchos no sepan que, oculta detrás de las gigantescas cabezas de piedra, se encuentra una cámara esculpida en la roca de la montaña (conocida como la Sala de los Registros e inaccesible para los turistas).
El Monte Rushmore oculta una cámara tallada en la piedra de la montaña. Crédito: Business Insider.
Dentro del depósito, se encuentra una caja de madera que alberga una bóveda de titanio con una losa de granito. En ella, permanece escrita la siguiente cita de Borglum: “Coloquemos allí, grabadas en lo alto, lo más cerca del cielo que podamos, las palabras de nuestros líderes, sus rostros, para mostrar a la posteridad qué clase de hombres eran. Luego, rezamos para que estos registros perduren hasta que el viento y la lluvia los destruyan”.
Tungsteno es un laboratorio periodístico que explora la esencia de la innovación.