ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno
El arquitecto Francis Kéré recuerda que, cuando era un niño, iba a la escuela en la ciudad y regresaba a Gando, una pequeña aldea en Burkina Faso, durante las vacaciones. Cuando se acababan y se despedía, todas las mujeres le daban una moneda. “En mi cultura, este es un símbolo de profundo afecto. Con tan solo siete años, estaba impresionado y un día le pregunté a mi madre ‘¿Por qué todas estas mujeres me aman tanto?’. Ella respondió: ‘Están contribuyendo a pagar tu educación con la esperanza de que tengas éxito y un día regreses y ayudes a mejorar la calidad de vida de la comunidad", afirma. Así lo hizo, y en 2022 se convirtió en el primer arquitecto africano y negro en ganar el Pritzker, el galardón mundial más importante en el campo de la arquitectura.
El sueño de construir mejores escuelas
Kéré nació en Gando en 1965, donde no había agua limpia, electricidad ni escuelas, pero la comunidad era su familia. “Todo el mundo te cuidaba y todo el pueblo era tu patio de recreo. Recuerdo el cuarto donde mi abuela se sentaba y contaba historias con un poco de luz, mientras nos acurrucábamos uno al lado del otro y su voz dentro del cuarto nos envolvía, convocándonos a acercarnos y formar un lugar seguro. Este fue mi primer sentido de la arquitectura”, recuerda.
Con solo siete años, dejó su pueblo para irse a vivir con su tío a la ciudad y poder estudiar. En Tenkodogo, una ciudad de Burkina Faso que actualmente tiene unos 60.000 habitantes, iba a clase a una sala con bloques de cemento que no tenía ventilación ni luz. Atrapado en ese clima extremo con más de 100 compañeros en clase durante horas, juró que algún día mejoraría las escuelas, según indica la fundación Hyatt, organizadora de los Pritzker.
Kéré, que más tarde viajó a Berlín con una beca de carpintería y se graduó en Arquitectura, ahora considera que lo ideal es tener aulas en las que “uno pueda sentarse, con luz filtrada que entra de la manera que uno quiere, a una pizarra o sobre un pupitre”. “¿Cómo podemos quitar el calor que viene del sol, pero utilizar la luz en nuestro beneficio? Crear condiciones climáticas que proporcionen un confort básico permite enseñar, aprender y emocionarse de verdad", añade.
Francis Kéré creó una fundación para recaudar fondos y construir una escuela en su pueblo natal. Crédito: TED.
Una arquitectura sostenible en tierras de escasez
En 1998 el arquitecto creó la Fundación Kéré para construir infraestructuras en su tierra que favorecieran a las siguientes generaciones. Su primer edificio fue precisamente un colegio. La Escuela Primaria de Gando, construida en 2001 con elementos hechos a mano, le hizo ganar el Premio Aga Khan de Arquitectura en 2004. El arquitecto decidió fortificar la arcilla autóctona con cemento para formar ladrillos que retuvieran el aire más fresco en el interior y dejaran que el calor escapara a través de un techo elevado, amplio y en voladizo. Algo que garantizaba la ventilación.
Después, el arquitecto diseñó otras escuelas, centros educativos, viviendas, instalaciones médicas y espacios públicos en Burkina Faso, Kenia, Mozambique y Uganda. En sus construcciones, son comunes los techos dobles, la iluminación indirecta y las cámaras de sombra, frente a las ventanas, puertas y columnas convencionales.
Entre sus proyectos más ambiciosos, la fundación Hyatt destaca la Asamblea Nacional de Burkina Faso, que a día de hoy permanece sin construir “en medio de los tiempos inciertos actuales”. Este edificio piramidal escalonado y enrejado alberga un salón de actos para 127 personas. Otras de sus obras más significativas son Xylem en Tippet Rise Art Center, en Estados Unidos, y Leo Doctors' Housing y Opera Village, en Burkina Faso.
Su arquitectura es “sostenible para la tierra y sus habitantes, en tierras de extrema escasez”. Así lo indica la fundación Hyatt, que señala que sus creaciones en África “han producido resultados exponenciales, no sólo brindando educación académica para niños y tratamiento médico para enfermos, sino también inculcando oportunidades ocupacionales y habilidades vocacionales duraderas para adultos, sirviendo y estabilizando así el futuro de comunidades enteras”.
Vista aérea de Xylem, el pabellón del Centro de Arte Tippet Rise, diseñado por Kéré. Crédito: Iwan Baan.
En busca de calidad, lujo y comodidad
“Espero cambiar el paradigma, empujar a la gente a soñar y arriesgarse. No es porque seas rico que debas desperdiciar material. No es porque seas pobre que no debas intentar crear calidad”, afirma Kéré, que ha sido profesor invitado en la Escuela de Graduados de Diseño de Harvard y la Escuela de Arquitectura de Yale. El experto considera que todo el mundo merece calidad, lujo y comodidad: “Estamos interrelacionados y las preocupaciones sobre el clima, la democracia y la escasez son preocupaciones para todos nosotros”.
La Asamblea Nacional de Burkina Faso es uno de los proyectos más ambiciosos del arquitecto. Crédito: Kéré Architecture.
Su trabajo se ha expandido globalmente e incluye estructuras temporales y permanentes en Dinamarca, Alemania, Italia, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos. Todas estas creaciones le han llevado a ganar múltiples reconocimientos, como el Premio Arquitectónico Suizo BSI, el premio en memoria de Arnold W. Brunner de la Academia Estadounidense de Artes y Letras y la Medalla de la Fundación Thomas Jefferson en Arquitectura, además del Pritzker. Este último premio reconoce su narrativa, según la cual “la arquitectura puede convertirse en una fuente de felicidad y alegría continua y duradera”.
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