PABLO GARCÍA-RUBIO | Tungsteno
En 2015 Steven y Elizabeth Tetlow se propusieron construir su nuevo hogar en la región de Devon, al sur de Inglaterra. Se inspiraron en la naturaleza para desarrollar una estructura que conviviese con el entorno, utilizase sus formas y respetase el medioambiente. El diseño curvado de la Snake House se basa en la forma de unos fósiles de amonites —una subclase de moluscos cefalópodos extintos— encontrados en la zona y en la espiral de Fibonacci, conocida como el código secreto de la naturaleza o la secuencia divina. ¿Es la llamada proporción áurea solo una fascinante manera de conseguir diseños estéticamente agradables? ¿O sirve además para construir edificios más sostenibles?
Desde las primeras estructuras de la historia hasta nuestros días, la proporción ha sido un elemento fundamental en el diseño arquitectónico y la ingeniería. La espiral de Fibonacci tiene como origen el patrón de crecimiento de algunos elementos de la naturaleza y es una expresión gráfica de la proporción áurea. Esta proporción se encuentra al dividir una línea en dos partes de forma que al dividir la parte más larga entre la más pequeña se obtiene el mismo resultado que al dividir la línea inicial entre la parte más larga: el número phi, 1,618.
La espiral de Fibonacci tiene como origen el patrón de crecimiento de algunos elementos de la naturaleza. Crédito: BBC.
Entre los elementos de la naturaleza que siguen esta proporción, estarían las hojas de algunas plantas, las piñas de las coníferas o las semillas del centro de un girasol. Los patrones de la espiral de Fibonacci podrían servir para optimizar el ensamblaje de las hojas o para captar de manera más eficiente la luz del sol. Durante siglos la proporción áurea también ha inspirado el diseño de todo tipo de construcciones. Repasamos algunos ejemplos históricos para comprender cómo se ha aplicado esta regla en diferentes épocas.
Capilla Pazzi, Filippo Brunelleschi (1443)
Algunos estudios han tratado de demostrar que la proporción áurea se usaba en estructuras de civilizaciones como la griega o la egipcia. Por ejemplo, en las emblemáticas pirámides de Egipto. Pero todo parece indicar que en realidad este tipo de construcciones perseguían otras razones geométricas cuyo objetivo era alcanzar el orden y el equilibrio.
Fue en la Edad Media, a partir del siglo XIII, cuando a raíz de la introducción de los números árabes en Europa por divulgadores entre los que se encuentra el propio Fibonacci, se empiezan a tener en cuenta estas medidas a la hora de diseñar estructuras. La intención de los arquitectos góticos y renacentistas era la de imitar a la naturaleza para transferir a las estructuras una dimensión espiritual y lograr así una mayor conexión con Dios.
Un ejemplo lo encontramos en la Capilla Pazzi, construida en Florencia por el arquitecto renacentista italiano Brunelleschi. Varios estudios han concluido que, tanto en su planta como en fachada, se utilizaron proporciones similares a la proporción áurea y mezclaron elementos rectangulares y circulares para simbolizar la unión entre lo humano y lo divino.
Superposición de la proporción áurea sobre la planta y la fachada de la Capilla Pazzi. Crédito: Wikimedia / Elaboración propia
Villa Savoye, Le Corbusier (1929)
Aunque la arquitectura moderna rechazó en gran medida los estándares clásicos, uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX, Le Corbusier, heredó el interés por la proporción áurea y la relación entre matemáticas y naturaleza. Las curvas y espirales no están muy presentes en su obra, pero sí la obsesión por la proporción.
Le Corbusier heredó el interés por la proporción áurea y la relación entre matemáticas y naturaleza. Crédito: Archiproportion.
Tanto es así que desarrolló un sistema de medidas que mezclaba las proporciones humanas y la sucesión de Fibonacci a la que llamó Modulor. Tomando como referencia las medidas de un hombre con el brazo levantado, las proporciones del Modulor aspiraban a representar de manera armónica la proporción en las estructuras. En el parisino edificio Villa Savoye se valió de estas proporciones para escalar todos los espacios y medidas.
The Core, Eden Project, Jolyon Brewis (2005)
La arquitectura contemporánea no considera la proporción como elemento central del diseño. Sin abandonarla, otros elementos como la eficiencia energética, la sostenibilidad y el uso responsable de materiales se consideran ahora prioritarios. Esta corriente del diseño sostenible toma elementos de la naturaleza para encontrar formas óptimas de desarrollo que se encuentran en el medioambiente y utiliza la tecnología para adaptarlos al diseño.
El biomimetismo también fue la inspiración para construir la estructura central del Eden Project, un proyecto educativo medioambiental al sur del Reino Unido. Este edificio conocido como The Core se inspira en la sucesión descrita por Fibonacci, concretamente en su aplicación para explicar cómo se reproducen las plantas de forma matemática. Además, se construyó de forma responsable con el medioambiente. Mientras que unos tubos subterráneos calientan el aire antes de que ingrese al edificio, los paneles fotovoltaicos en el techo proporcionan electricidad. Las paredes, aisladas, están hechas de periódicos reciclados.
El edificio The Core está inspirado en la sucesión descrita por Fibonacci y en otras formas propias de la naturaleza. Crédito: Eden Project.
De lo divino a lo sostenible
Mientras que en la antigüedad la espiral de Fibonacci fue una forma de conexión con Dios, en la arquitectura moderna sirvió como referencia estética para la aplicación de proporciones más equilibradas. Sin embargo, en la actualidad destaca una tendencia de construcción sostenible, que prima lo funcional sobre lo estético. Elementos como la proporción han pasado a un segundo plano.
La búsqueda de la eficiencia medioambiental de los edificios hace que se utilicen las formas curvas, como las inspiradas en la espiral de Fibonacci, para obtener estructuras mejor integradas con el paisaje. Las curvas, sumadas al uso de nuevos materiales, la reducción de emisiones y la orientación, contribuyen a construir estructuras más sostenibles y responsables con el planeta. Sin embargo, el uso de la proporción áurea no ha demostrado tener ventaja sobre otras formas curvas en la búsqueda por una mayor eficiencia energética o un ahorro en los materiales.
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