ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno
Antes de que una mujer se graduara en ingeniería en Estados Unidos, Emily Warren Roebling ya lideraba la construcción del puente de Brooklyn. Tras la muerte de su suegro y la enfermedad de su esposo, tomó las riendas del proyecto, convirtiéndose en la primera mujer ingeniera de campo y supervisando cada detalle de la obra. Investigamos su vida y legado, que la consolidaron como una figura fundamental en la historia de la ingeniería.
La tragedia que la llevó a liderar el Puente de Brooklyn
Warren nació en 1843 en Cold Spring, Nueva York, en una familia de clase media alta. Asistió a una prestigiosa escuela solo para niñas, el Convento Visitation de Georgetown. A pesar de la creencia de la época de que las mujeres no necesitaban una educación superior, Emily estudió matemáticas y ciencias. Además, a los 56 años obtuvo un certificado de derecho de la Universidad de Nueva York (NYU) y ganó un premio de 50 dólares por su ensayo “A Wife's Disabilities”, donde criticaba las limitaciones legales a la independencia financiera de las mujeres.
Warren conoció a Washington Roebling, un joven oficial, mientras visitaba a su hermano en un campamento del ejército durante la Guerra Civil. Se enamoraron y se casaron. En 1867, antes de que comenzara la construcción del Puente de Brooklyn, viajó con su esposo a Europa en una luna de miel tardía para investigar aspectos técnicos relacionados con el proyecto del puente que su suegro, John A. Roebling, estaba planeando. Durante este viaje, aprendieron sobre los cajones (cámaras estancas presurizadas para cimientos subacuáticos) y otras técnicas de construcción de puentes.
La tragedia llevó a Emily Warren Roebling a la vanguardia de la ingeniería. En 1869, su suegro murió de tétanos tras un accidente en la obra. Washington Roebling asumió el cargo de ingeniero jefe del proyecto, pero enfermó gravemente. Desarrolló el síndrome de descompresión debido al uso pionero de cajones neumáticos para la cimentación del puente y quedó postrado en cama.
Warren asumió el liderazgo de la construcción del Puente de Brooklyn. Crédito: Intrigued Mind.
De ingeniera autodidacta a activista por los derechos de las mujeres
Warren asumió un papel crucial: se hizo cargo de las comunicaciones de su esposo, estudió sus planes, copió sus especificaciones y explicó instrucciones a sus ingenieros asistentes. Se convirtió en lo que Washington llamó su “consejera más sabia” y “una mujer de infinito tacto”. Visitaba el sitio de construcción todos los días, asistía a las reuniones de la junta y administraba el proyecto, aunque intentó mantener su nivel de involucramiento en secreto para proteger la reputación de su esposo. Además, aprendió sobre resistencia de materiales, análisis de estrés, construcción de cables y cálculo de curvas catenarias.
Poco antes de la inauguración del puente, condujo un carruaje para probar las vibraciones, llevando consigo un gallo como símbolo de victoria. Además, fue la primera persona en cruzar el Puente de Brooklyn en carruaje durante su inauguración el 24 de mayo de 1883. Ese mismo día organizó una recepción en su casa para el entonces presidente de Estados Unidos, Chester A. Arthur.
Tras la construcción, viajó sola a Europa, donde conoció a la Reina Victoria en Londres y asistió a la coronación del Zar Nicolás II en Moscú. Al regresar, ofreció conferencias sobre sus experiencias en Rusia para la Federación de Clubes de Mujeres y se involucró cada vez más en la lucha por la igualdad de género. Además de dar discursos por todo el país en defensa del sufragio femenino y los servicios sociales para los pobres, alentó a las mujeres a estudiar derecho.
El Puente de Brooklyn fue el puente colgante más largo del mundo cuando se inauguró el 24 de mayo de 1883. Crédito: Jf Szekely / Wikimedia Commons.
Un “monumento eterno” al sacrificio
En 2024, un promedio diario de 103.051 vehículos, 28.845 peatones y 5.504 ciclistas cruzaron el Puente de Brooklyn. Esta infraestructura se ha convertido en un legado vivo de la visión, el esfuerzo y la determinación de Warren. “Esposa, madre, conferenciante, estudiante, viajera del mundo y mujer activa en clubes, esta polifacética mujer victoriana fue un ejemplo pionero de independencia”, indica la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles (ASCE, por sus siglas en inglés).
Como señaló el congresista de Nueva York Abram Hewitt durante la ceremonia de inauguración, el puente representa “un monumento eterno” a la dedicación y sacrificio personal de Warren. “El nombre de Emily Warren Roebling estará inseparablemente asociado con todo lo admirable en la naturaleza humana y todo lo maravilloso en el mundo constructivo del arte”, afirmó.
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