Los 828 metros del Burj Khalifa le otorgaron en 2010 el récord del mundo como el edificio de más altura. Una década después, sigue manteniendo su reinado. Crédito: Tomasz Kzajcowski.

Los edificios más altos de la historia desde el Faro de Alejandría al Burj Khalifa

Durante una década, el Burj Khalifa (Dubái) se ha mantenido en la cima de los edificios más altos del mundo. Ahora su trono vuelve a estar en juego. Pero esta carrera hacia el cielo comenzó en África antes de que el siglo XX llevara a los rascacielos de Manhattan a cambiar el horizonte de las ciudades.

ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno

 

Hay edificios que parecen tocar el cielo. La aspiración por construir a lo alto ha marcado la historia de la humanidad. Tanto por una función práctica como por la propia ambición humana de superación, la edificación en altura ha sido determinante en épocas como el siglo XX, con la explosión de los rascacielos en la isla de Manhattan. Pero miles de años antes, ya había construcciones que destacaban por su tamaño. Estos son algunas de las que han estado a lo largo de la historia entre las más altas del planeta:

El faro de Alejandría

 

África es el continente que tiene el récord de mantener el título de "edificio más alto" del mundo durante más tiempo. El faro de Alejandría, considerado una de las siete maravillas del mundo antiguoconservó durante más de un milenio (de 280 aC a 1240) su liderazgo como la estructura más alta de la tierra. Se cree que pudo llegar a medir hasta 160 metros. Si por algo se caracteriza, es porque fue una referencia clave para los navegantes del Mediterráneo. Su ubicación en la isla de Faros (Egipto) convirtió a este edificio en el origen de la palabra “faro”, presente en muchas lenguas románicas.

El arquitecto Sóstrato de Cnido fue el encargado de dar forma a este faro a petición del general Ptolomeo I. Esta edificación tenía cuatro partes diferentes, según National Geographic. Por un lado, contaba con una planta cuadrangular de más de 30 metros de lado. Además, tenía un segundo cuerpo alargado, un tercer nivel de forma octogonal y, por último, la estructura más alta. En ella, se instaló un espejo que durante el día reflejaba la luz del sol y durante la noche lanzaba a lo lejos la luz de una gran hoguera. El faro de Alejandría aguantó en pie hasta el siglo XIV, cuando fue fuertemente dañado por varios terremotos.

 

 

El Empire State Building ganó la denominada "carrera hacia el cielo" que libraron los grandes rascacielos de Nueva York en los años 20. Mantuvo el récord tres décadas. Crédito: Wikimedia Commons.

 

Del Ayuntamiento de Filadelfia a la Torre Willis

 

Con la llegada del siglo XX, Estados Unidos albergó durante varios años los edificios con más altura del planeta. La Casa Consistorial de Filadelfia, de 167 metros, fue entre 1901 y 1908 el edificio más alto habitable en el mundo. Después, le siguieron en Nueva York el Singer Building (186 metros), la Metropolitan Life Tower (213 metros), el edificio Woolworth (241 metros), el Bank of Manhattan Trust Building —actualmente conocido como Trump Building— (283 metros), el edificio Chrysler (320 metros) y el Empire State (443 metros).

A partir de 1969, Chicago entró también en esta carrera de rascacielos con el John Hancock Center (459 metros). Volvería a superarle Nueva York con el One World Trade Center, de 526 metros, y de nuevo el récord, en el año 2000, sería para Chicago con la Torre Willis (530 metros), diseñada por el genio visionario de los rascacielos, Fazlur Rahman Khan. Este último edificio de oficinas corporativas alberga a más de 100 empresas. Con sus 110 pisos, atrae a su mirador a más de 1,7 millones de turistas cada año. Pesa 222.500 toneladas —el equivalente a 20.000 autobuses urbanos— y en su construcción participaron durante tres años unos 2.000 trabajadores.

 

 

Prevista para 2045, la Sky Mile Tower, en Tokio, se levantará 1.700 metros sobre el suelo para convertirse en el edificio más alto del mundo. Crédito: Kohn Pedersen Fox.

 

El Burj Khalifa y el futuro de los rascacielos

 

El reinado de los Estados Unidos terminó en 2010. Desde entonces, el edificio más alto del mundo es la torre Burj Khalifa, en Dubái (Emiratos Árabes Unidos). Las vistas desde sus alturas impresionan. Se pueden ver sin moverse del sofá: tanto desde vídeos en Youtube como desde la web Google Arts & Culture. Con sus 828 metros y 160 pisos, Burj Khalifa acumula diferentes récords. Además de ser el edificio más alto del planeta, tiene la plataforma de observación al aire libre más alta del mundo o el ascensor con la distancia de viaje más larga que existe.

Detrás de este este hito de la arquitectura y la ingeniería, están los arquitectos Skidmore, Owings & Merrill y Emaar Properties. La construcción del Burj Khalifa comenzó en 2004. En total, se realizaron más de 40 pruebas en un túnel de viento para comprobar que el edificio resistiría a los fuertes vientos y las tormentas de arena de Dubái. Entre la planta octava y la número 38 hay un hotel. Desde la 45 a la 108 hay residencias privadas de lujo y, en la mayoría de pisos restantes, hay suites corporativas. La torre también cuenta con dos plataformas de observación, en las plantas 124 y 148, así como el restaurante At.mosphere en la 122, el más alto del mundo.

Pero la conquista de la altura aún no ha escrito su último capítulo. Dos proyectos ambicionan arrebatar al Burj Khalifa su récord. Sin salir de Dubái, la futura Creek Tower, firmada por el arquitecto español Santiago Calatrava, ya se concibe como el nuevo emblema de la ciudad. Aunque aún no está claro cuánto llegará a medir, lo que sí es seguro es que esta estructura, que comenzó a levantarse en 2016 con un presupuesto de más de 900 millones de euros, superará al actual edificio más alto del mundo. Sin salir de Asia y desde el centro de Japón, se proyecta también la Sky Mile Tower — un rascacielos que prevé alcanzar los 1.700 metros de altura— firmado por Kohn Pedersen Fox Associates y Leslie E. Roberston Associates. La megatorre se construirá en un archipiélago de tierras recuperadas en la bahía de Tokio, liderando un proyecto de ciudad sostenible dentro de la iniciativa Next Tokyo 2045 de investigación y desarrollo.

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