ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno
Grabar y hacer fotos con la mirada. Es el ambicioso objetivo que persiguen gigantes tecnológicos como Facebook, Snapchat o Xiaomi con sus gafas conectadas. Estas lentes prometen, además, otras funciones como hacer llamadas, escuchar música, ver mapas e incluso traducir texto en tiempo real. Pero tienen un inconveniente: suscitan importantes dudas relacionadas con la privacidad. Analizamos hasta qué punto están preparadas y qué obstáculos deben superar para llegar al mercado masivo.
Hacer fotos y responder llamadas sin usar las manos
Las gafas de Facebook, llamadas Ray-Ban Stories, están pensadas para “capturar momentos espontáneos mientras suceden, desde un punto de vista único y en primera persona”. Equipadas con dos cámaras de cinco megapíxeles en sus laterales y tres micrófonos en sus patillas, estas lentes pueden hacer fotos y grabar hasta 30 segundos de vídeo. También sirven para contestar llamadas y reproducir música. “Las Ray-Ban Stories son un paso importante hacia un futuro en el que los teléfonos ya no sean una parte central de nuestras vidas”, asegura Marck Zuckergerg, fundador y CEO de Facebook. Estas gafas ya han salido a la venta en algunos países como Estados Unidos, Irlanda o Italia por unos 250 euros.
Facebook no es la única compañía que ha intentado fabricar gafas que complementen a los smartphones. Las Spectacles 3, unas lentes de Snapchat disponibles por 370 euros, cuentan con cuatro micrófonos, dos cámaras y un sistema de grabación inspirado en el ojo humano para hacer fotos y vídeos. Las Xiaomi Smart Glasses, que por ahora son sólo un prototipo, pueden mostrar mensajes y notificaciones, realizar llamadas, navegar, hacer fotos y traducir textos. Otras alternativas no hacen fotos ni vídeos. Es el caso de las Huawei X Gentle Monster Eyewear II, unas gafas que cuestan 179 euros y sirven para reproducir música y hablar por teléfono. El usuario puede saltar canciones o ajustar el volumen deslizando el dedo por las patillas.
Las gafas con cámaras están pensadas para capturar momentos desde un punto de vista único y en primera persona. Crédito: Facebook.
Este tipo de lentes podrían ser una antesala a la implantación masiva de las gafas de realidad virtual y aumentada. Grandes compañías como Microsoft, HTC o Lenovo inverten desde hace años en esta tecnología. Según los analistas, incluso Apple, la compañía que popularizó entre las masas el iPod, el smartphone o los relojes inteligentes, prepara un casco de realidad virtual para 2022 y unas gafas de realidad aumentada para 2023. Las principales filtraciones indican que estos dispositivos servirían para jugar, ver vídeos y comunicarse en un entorno digital 3D.
Si bien este tipo de gafas ya se utilizan en un entorno profesional, por ejemplo para formar a trabajadores en entornos de alto riesgo o para saber cómo quedarán los pilares de un edificio en construcción, no han calado de la misma forma en el público general. Diego Laforga, responsable de comunicación de la empresa especializada en realidad extendida Isostopy, explicaba en Tungsteno que el principal problema es la barrera de entrada: “A los usuarios todavía les cuesta adquirir un dispositivo de este tipo”. En este contexto, los gigantes tecnológicos buscan la utilidad clave de estas gafas para que el público las necesite.
El fracaso de las gafas conectadas de Google
Google presentó hace casi 10 años sus gafas inteligentes: las Google Glass. Con ellas, pretendía cautivar al público general. Pero el proyecto fracasó. Estas gafas tenían cámaras que su portador podía activar en cualquier momento. Algo que no fue bien visto en ciertos sectores. Un grupo llamado Stop the Cyborgs hizo una campaña contra estas gafas "para detener un futuro en el que la privacidad es imposible y el control central total". Además, en algunos lugares públicos de Estados Unidos se prohibió la entrada a quienes las llevaran puestas. La compañía de Mountain View decidió entonces prescindir de los usuarios particulares y centrarse en las empresas.
Ha pasado casi una década desde entonces. Las gafas que han llegado en los últimos meses al mercado son más avanzas tecnológicamente que las Google Glass. Además de contar con un diseño más discreto y ser más asequibles, cuentan con mejores cámaras y sensores y permiten grabar vídeos de más duración o almacenar más fotos. Pero el objetivo de fondo sigue siendo el mismo: que el usuario dependa menos del móvil y pueda capturar contenido de forma realista en primera persona. Lo que hizo que desde un principio las Google Glass no triunfaran en aquel momento no fueron los desafíos técnicos, sino las preocupaciones relacionadas con la privacidad.
Los gigantes tecnológicos ahora son conscientes de las dudas que pueden suscitar estas gafas. Pero también saben que se enfrentan a un público acostumbrado a vivir entre las cámaras de miles de smartphones. “Facebook no es ingenuo ante el hecho de que otros lentes inteligentes han fracasado en el pasado”, afirma Jeremy Greenberg, asesor político del Foro sobre el Futuro de la Privacidad, una organización sin fines de lucro financiada en parte por Facebook. Pero “las expectativas de privacidad del público han cambiado desde los lanzamientos de los anteriores lentes inteligentes”.
¿Un asalto a la privacidad?
Las Ray-Ban Stories cuentan con una pequeña luz en un lateral que se enciende al hacer fotos o grabar: “La luz LED de captura permite que las personas sepan cuándo estás tomando una foto o un video para que no pille desprevenido a nadie cerca de ti”. Zuckerberg insiste en que ya “es más de lo que los smartphones hacen”. Pero hay quienes consideran que esta medida podría no ser suficiente. Enrique Dans, profesor de innovación en IE Business School, subraya que las Ray-Ban Stories “parecen gafas perfectamente normales en las que la cámara aparece perfectamente integrada de manera completamente discreta”. Aunque una luz se enciende cuando la cámara está en uso, “puede ser muy fácilmente pasada por alto a plena luz del día”. “Que unas inofensivas gafas de sol pasen a ser una herramienta para grabar con absoluto disimulo prácticamente cualquier cosa que ocurre a nuestro alrededor es algo que, como mínimo, merecería un cierto debate, un mínimo consenso social”, afirma Dans.
Las Ray-Ban Stories cuentan con una pequeña luz en un lateral que se enciende al hacer fotos o grabar. Crédito: Facebook.
Las organizaciones de Protección de Datos de Irlanda e Italia han mostrado su preocupación en un comunicado, “por los medios por los cuales las personas capturadas en los vídeos y fotos pueden recibir un aviso de que están siendo grabadas". Aunque los móviles también pueden grabar a terceros, son aparatos más “visibles” a primera vista. La organización Access Now sugieren otras formas para avisar de que el portador de las gafas está grabando: “¿Por qué no una luz roja, que normalmente se asocia con la grabación? ¿Por qué no agregar un pitido fuerte antes de que comience la grabación? ¿O darles un diseño único para distinguirlos de los Ray-Ban normales?”.
Las gafas inteligentes siempre han sido difíciles de vender. En pleno debate sobre cómo las gafas conectadas afectan a la privacidad, las tecnológicas tratan de sortear fracasos como el de Google y hacerse un hueco en el mercado. Aún es pronto para saber si estas lentes están preparadas, al fin, para llegar a un público masivo. De momento, estos dispositivos evidencian una clara apuesta de los gigantes tecnológicos: crear wearables que permitan hacer fotos, realizar llamadas o consultar notificaciones sin usar las manos.
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