ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno
La Catedral de Sal es, sin duda, uno de los lugares más impresionantes de Colombia. Como su propio nombre indica, está construida con sal. Pero esto no es lo único que la hace especial. Ubicada a 180 metros bajo tierra, está repleta de túneles y enormes cruces talladas en sal. Investigamos cómo fue construida y qué secretos esconde una de las mayores obras de ingeniería de Colombia, considerada la primera maravilla del país.
El refugio espiritual de los mineros
La Catedral de Sal está ubicada en Zipaquirá, una pintoresca ciudad minera cerca de la capital, Bogotá. Para acceder a ella, se recorre un largo túnel cubierto con troncos de eucalipto e iluminado por luces verdes que realzan el ambiente misterioso del lugar. Al recorrerlo, el visitante se adentra en una serie de cavernas y cámaras adornadas con majestuosas cruces talladas en sal e iluminadas con luces de colores que dan un toque místico al espacio. La catedral cuenta con tres naves centrales que simbolizan el nacimiento, la vida, y la muerte y resurrección de Cristo, además de su enorme cúpula basilical.
El pueblo indígena Muisca fue el primero en descubrir estos depósitos de sal hace más de seis siglos. Más tarde llegaron los conquistadores españoles en busca de El Dorado. “En lugar de una ciudad de oro, descubrieron una ciudad de sal”, afirmó Luis Alfonso Rodríguez Valbuena, exalcalde de Zipaquirá, al periódico The Washington Post. En sus inicios, esta catedral era mucho más austera. De hecho, los mineros rezaban en un pequeño santuario construido en la década de 1930.
Allí le rogaban a la Virgen del Rosario de Guasá, patrona de los mineros, que los protegiera de los gases tóxicos, las explosiones y demás riesgos que enfrentaban diariamente al extraer toneladas de sal. “El trabajo era muy peligroso”, explicó a la cadena estadounidense NPR Juan Pablo García, administrador de la catedral, refiriéndose a la explotación de los depósitos de sal en Zipaquirá, donde la minería comercial comenzó en 1815. “Cada día que salían vivos de la mina era un motivo de agradecimiento”, añadió.
El acceso a la Catedral de Sal de Zipaquirá se realiza a través de un largo túnel revestido de troncos de eucalipto. Crédito: Parque de la Sal Zipaquirá.
La reconstrucción bajo tierra de un símbolo colombiano
El primer santuario acabaría cerrándose debido a su inestabilidad, y la catedral fue clausurada en 1992 por problemas estructurales tras años de explosiones, martilleos y perforaciones. Para reemplazarla, se convocó un concurso público que recibió múltiples propuestas. La ganadora fue la del arquitecto colombiano Roswell Garabito Pearl, quien diseñó un nuevo templo.
Un equipo de más de 100 mineros y escultores fue contratado para construir la nueva catedral, ubicada a 200 pies (unos 60 metros) por debajo de la original. Uno de los mayores retos fue trasladar el imponente altar de sal de roca del antiguo santuario, según el ingeniero de minas jubilado Jorge Castelblanco, que participó en esa reconstrucción. Pesaba 16 toneladas y, para poder moverlo, los trabajadores tuvieron que cortarlo en tres partes.
La catedral es uno de los destinos turísticos más populares de Colombia. Crédito: Travel Life Experiences.
La joya subterránea de Zipaquirá
La Catedral de Sal abrió sus puertas en 1995. Sus guías destacan que todo en su interior está tallado a mano, lo que la convierte en una joya de la ingeniería y la artesanía. Desde 2024, alberga en su interior el Museo Subterráneo Monumental 180. Situado en las profundidades de esta maravilla arquitectónica colombiana, exhibe 22 esculturas en mármol y piedra creadas por artistas nacionales e internacionales.
Las cruces de la Catedral de Sal están talladas a mano. Crédito: Parque de la Sal Zipaquirá.
Con el paso de los años, la Catedral de Sal se ha convertido en uno de los destinos turísticos y de peregrinación más populares de Colombia. Recibe anualmente a más de 600.000 turistas y peregrinos. Aunque no está entre las Siete Maravillas del Mundo, en 2007 fue elegida como una de las siete Maravillas de Colombia al conseguir en un concurso la mayor votación. Además, en 2024, el Parlamento Andino la declaró un referente del patrimonio cultural, natural y de interés histórico de la región andina.
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