ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno
La Estación Espacial Internacional (ISS) es la estructura individual más grande que los humanos han puesto en el espacio. Pesa 400 toneladas y cubre un área tan grande como un campo de fútbol. Construirla en la Tierra y luego lanzarla al espacio de una sola vez habría sido imposible, según la Agencia Espacial Europea (ESA): “No hay un cohete lo suficientemente grande o poderoso”. Por ello, fue llevada al espacio pieza por pieza y ensamblada gradualmente en órbita, aproximadamente a unos 400 kilómetros sobre la superficie de la Tierra, en un montaje que requirió más de 40 misiones.
Un sueño más propio de la ciencia ficción
En la construcción de esta emblemática estructura, han participado Europa, Estados Unidos, Rusia, Canadá y Japón. De hecho, según destaca la ESA, la Estación Espacial Internacional es el programa cooperativo internacional más grande del mundo en ciencia y tecnología. “La idea de una estación espacial alguna vez fue ciencia ficción”, explica el Laboratorio Nacional de los Estados Unidos de la Estación Espacial Internacional.
Pero lo que hace un siglo era solo un sueño acabó por cumplirse décadas después. El 25 de enero de 1984 el presidente de EE UU Ronald Reagan ordenó a la NASA que construyera la ISS: "Así como los océanos abrieron un nuevo mundo para los clíperes y los comerciantes yanquis, el espacio tiene un enorme potencial para el comercio en la actualidad". El 20 de noviembre de 1998, el bloque de carga funcional Zaryá salió disparado de su plataforma de lanzamiento en lo alto del cohete Proton-K hacia los fríos cielos invernales por encima de Kazajistán. Zaryá, que había sido construido en Moscú pero financiado por Estados Unidos, sirvió como módulo de control temporal para la naciente ISS. Aunque la construcción de la estación se llevó a cabo principalmente entre 1998 y 2011, evoluciona continuamente para incluir nuevas misiones y experimentos.
La Estación Espacial Internacional es el programa cooperativo internacional más grande del mundo en ciencia y tecnología. Crédito: NASA.
Más de 260 visitantes en dos décadas
El astronauta Bill Shepherd y los cosmonautas Yuri Gidzenko y Sergei Krikalev se convirtieron en el 2000 en la primera tripulación en residir a bordo de la estación. Pasaron cuatro meses en ella y dieron el pistoletazo de salida a los más de 20 años de presencia humana continua en el espacio. Desde entonces, la ISS ha recibido a muchos otros habitantes. Hasta octubre de 2022, 263 personas de 20 países han visitado la ISS. Entre ellos, hay 161 estadounidenses, 56 rusos y 11 japoneses. Todos ellos han realizado más de 253 paseos espaciales para construir, mantener y actualizar la estación, según la NASA.
El volumen habitable en los distintos módulos de la ISS es mayor que una casa de seis habitaciones. Por lo general, hay una tripulación internacional de siete personas que viven y trabajan dentro de la ISS. Sin embargo, este número puede variar durante el cambio de tripulantes. Por ejemplo, en 2009, 13 personas estuvieron al mismo tiempo en la ISS, que se ha convertido en un laboratorio científico flotante en el que se han llevado a cabo más de 3.000 investigaciones. En sólo seis meses, suelen realizarse hasta 350 experimentos a bordo de la estación : desde ensayos con todo tipo de animales hasta mandar a un astronauta al espacio y dejar en Tierra a su gemelo, comparando la evolución de la salud de ambos.
La astronauta de la ESA Samantha Cristoforetti y el astronauta de la NASA Terry Virts realizan tareas de configuración a bordo de la ISS. Crédito: NASA.
El Sol, la Luna y la Estación Espacial Internacional
La ISS está en órbita alrededor de la Tierra, a una altitud promedio de 400 kilómetros. Da la vuelta al mundo cada 90 minutos a una velocidad de unos 28.000 kilómetros por hora. Según el portal Space, recorre en un día la misma distancia que un viaje de ida y vuelta de la Tierra a la Luna. La estructura es uno de los objetos más brillantes del cielo, después del Sol y la Luna. Para verla desde la Tierra, hay que buscar un punto de luz blanca y brillante que se mueva rápidamente por el cielo. “La luz será constante, así que si parpadea o ves luces rojas, es un avión”, señala el portal BBC Science Focus. La NASA cuenta con una web para saber cuándo la ISS es visible desde una ubicación determinada.
A medida que la Estación Espacial Internacional orbita la Tierra, sus cuatro pares de paneles solares absorben la energía del sol para proporcionar energía eléctrica a la estructura. A principios de 2021, la NASA anunció su renovación: “Aunque están funcionando bien, los paneles solares actuales muestran signos de degradación, como se esperaba”. Además, la ISS también cuenta con un sistema de recuperación de agua que recicla el 93% de sus aguas residuales. Un auténtico reto, según Bob Bagdigian, de la NASA: “En el espacio, se convierte en todo un desafío destilar cualquier líquido en ausencia de gravedad.
A lo largo de los años, se han realizado más de 253 caminatas espaciales para construir, mantener y mejorar la estación. Crédito: NASA.
El fin de la Estación Espacial Internacional
Los planes actuales requieren que la ISS esté operada hasta 2024. Pero, según la NASA, es probable que esta fecha se extienda hasta 2030. Mantener esta estación cuesta unos 3.000 millones de dólares al año, aproximadamente un tercio del presupuesto anual de vuelos espaciales tripulados de la NASA. En julio de 2022, Rusia anunció que se retirará de la ISS después de 2024. El país, condenado internacionalmente por la invasión a Ucrania, aspira a construir una Estación Espacial Orbital Rusa en 2028. En teoría, la retirada será gradual.
No está claro qué se hará con esta estructura una vez que llegue el año 2030. Se han tanteado distintas alternativas: de desorbitarla a reciclarla para futuras estaciones espaciales. Hasta entonces, la NASA espera que esta estructura sirva para explorar el espacio profundo, realizar investigaciones para para beneficiar a la humanidad, liderar y alentar la cooperación internacional y impulsar la industria de vuelos espaciales privados de Estados Unidos. La Estación Espacial Internacional aún tiene mucho que aportar, tal y como afirma Robyn Gatens, director de la Estación Espacial Internacional en la sede de la NASA: “Está entrando en su tercera y más productiva década como una plataforma científica innovadora en microgravedad”.
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