ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno
El avión más grande del mundo, el Antonov An-225, ha sido destruido durante la invasión rusa a Ucrania. Además de ser la aeronave de carga más pesada jamás llevada a los cielos, ha sido protagonista de exhibiciones aéreas en Canadá, Gran Bretaña y EE UU y ha transportado todo tipo de mercancías: de locomotoras a satélites pasando por aviones, camiones, comida o medicinas. De hecho, batió el récord de volumen de carga al transportar material médico en plena pandemia de Covid-19. Analizamos la historia de este avión gigantesco, equipado con seis motores y 32 ruedas, que ostenta decenas de Récords Guinness, y cómo sus propietarios planean ahora reconstruirlo.
Un avión legendario
La historia del An-225 comienza en las décadas de 1960 y 1970, cuando la Unión Soviética se encontraba en plena carrera espacial con Estados Unidos. Este avión llamado Mriya, o "sueño" en ucraniano, se fabricó en la República Socialista Soviética de Ucrania. El objetivo era que transportara el cohete portador Energía y el transbordador Burán entre instalaciones espaciales de la antigua Unión Soviética. Este gigante de los cielos despegó por primera vez en 1988 y sirvió de inspiración para el eslogan de Antonov Airlines: "Ningún otro nombre tiene más peso".
Además de ser el avión más pesado jamás construido, también fue el de mayor envergadura en servicio (unos 88,4 metros). Propulsado por seis motores turboventiladores, tiene una longitud de 84 metros, una altura de 10,2 metros y una carga útil máxima de 250 toneladas, que puede transportarse en el interior o en la espalda. O lo que es lo mismo, el peso de 250 coches o 5.000 ruedas de camión. El An-225 entró en servicio comercial en 2001. Desde entonces, ha volado por todo el mundo transportando cargas como transformadores eléctricos y generadores de energía móviles.
También se ha utilizado para mover suministros durante algunas crisis humanitarias. Tras el terremoto de Haití de 2010, llevó material al país vecino República Dominicana. Durante los primeros días de la pandemia de Covid-19, también se utilizó para transportar suministros médicos a las áreas afectadas. El avión transportó 100 toneladas de medicamentos, reactivos para pruebas de laboratorio, mascarillas médicas y otros medios de protección que representaban un volumen de 1.000 metros cúbicos.
El Antonov An-225 tiene una carga útil máxima de 250 toneladas, que puede transportarse en el interior o en la espalda. Crédito: Antonov.
El ‘sueño’ se vio truncado
El avión debía permanecer en funcionamiento hasta al menos 2033, según sus creadores. Pero la invasión rusa de Ucrania truncó estos planes. La aeronave estaba estacionada en un aeródromo cerca de Kiev cuando el 27 de febrero de 2022 fue atacada por "ocupantes rusos", según informaron las autoridades ucranianas. “La nariz del avión quedó completamente destruida, aparentemente víctima de un impacto directo de artillería”, afirma el periodista de la CNN Vasco Cotovio, que estuvo más adelante en el lugar de los hechos. También se produjeron daños graves en las alas y alguno de los motores. Aunque la parte del extremo de la cola “se salvó de grandes impactos, tiene algunos agujeros causados por metralla o balas”.
Al recibir la noticia, varios usuarios mostraron su consternación en redes sociales. “¡Siempre serás recordado! ¡Rendimos homenaje al transportador más grande del mundo!”, afirmó el bloguero experto en aviación Sam Chui en Twitter. No hay un avión igual que el An-225. Aunque la intención de los soviéticos en la década de los 80 era construir tres aviones, su enorme tamaño, la complejidad técnica y el coste económico hizo que sólo se completara uno. La empresa Antonov empezó la construcción de un segundo avión, pero nunca lo terminó.
Las autoridades ucranianas ha anunciado su intención de reconstruir el avión: “Cumpliremos nuestro sueño de una Ucrania fuerte, libre y democrática”. La compañía de defensa estatal ucraniana Ukroboronprom, que administraba el Antonov, estima que la restauración del avión costará más de 3.000 millones de dólares y llevará más de cinco años. En un principio, su objetivo era que los gastos fueran cubiertos por la Federación Rusa, “que ha causado daños intencionales a la aviación y al sector de carga aérea de Ucrania”, según indicó en febrero en un comunicado.
La aeronave estaba estacionada en un aeródromo cerca de Kiev cuando el 27 de febrero de 2022 sufrió un ataque ruso. Crédito: Wikimedia Commons.
El desafío de reconstruir el avión
Reconstruir un avión de tales dimensiones y características es un desafío muy ambicioso. Andrii Sovenko, ingeniero y experto en aviación que ha trabajado para Antonov desde 1987 y ha volado en el An-225 como parte de su tripulación técnica, destaca que los sistemas y equipos a bordo del avión han sido dañados de forma crítica. "Restaurarlos será lo más difícil porque la mayoría de los diversos sistemas eléctricos, bombas y filtros utilizados en el An-225 son de la década de 1980”, señala. Algunos de estos equipos ya no se fabrican, por lo que es poco probable que se puedan reconstruir exactamente como estaban.
El experto considera que “es imposible hablar sobre la reparación o restauración de este avión”. “Sólo podemos hablar de la construcción de otro Mriya, utilizando componentes individuales que se pueden rescatar de los restos y combinándolos con los que, en la década de 1980, estaban destinados para la construcción de un segundo avión", afirma.
La compañía Antonov asegura que algunos agregados básicos para el fuselaje de la nueva aeronave están disponibles. Pero subraya que el nuevo Mriya debe cumplir con los estándares de aeronavegabilidad actuales y futuros. Esto “requerirá una gran cantidad de trabajos de diseño e ingeniería, selección y compra de componentes apropiados y programas de prueba”. “La cantidad de financiación y la posibilidad de utilizar los componentes del An-225, que fue destruido por las tropas rusas, serán determinadas por una comisión especial”, afirma la compañía.
Los propietarios del Antonov An-225 aspiran a reconstruir el avión. Crédito: Wikimedia Commons.
Aún es pronto para saber si finalmente el Mriya podrá ser reconstruido. Los creadores de este avión legendario esperan contar con asistencia técnica y financiera internacional, además de con la participación de las empresas líderes de la industria de la aviación mundial. Lo que está claro es que aún queda mucho camino por recorrer antes de ver despegar esa reconstrucción: de momento es un nuevo “sueño”, haciendo honor al nombre original en ucraniano del mayor avión que jamás ha volado sobre la Tierra.
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