ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno
La torre del Big Ben (oficialmente rebautizada como Elizabeth Tower en 2012) mide lo mismo que 21 autobuses londinenses uno encima del otro —unos 96 metros— y alberga el reloj más conocido del planeta. Además de ser el escenario de películas y series como Peter Pan, Friends, Tú a Londres y yo a California, o los Minions, se ha convertido en uno de los símbolos más característicos de Londres. Aprovechando la entrada en el año nuevo, analizamos la construcción y el mantenimiento de este icónico reloj, cuya torre ha empezado a inclinarse como la torre de Pisa.
Dos años para construir el mecanismo del reloj
Un incendio accidental en 1834 destruyó el antiguo edificio del parlamento británico. Sólo unas pocas zonas de esta estructura sobrevivieron al siniestro. El nuevo diseño, ideado por el arquitecto Charles Barry, conservaba estas partes medievales e incluía dos torres. “La torre del reloj de la propuesta original de Barry no era el edificio icónico de 96 metros de altura que conocemos y amamos hoy”, explican desde el Parlamento británico. El joven arquitecto neogótico Augustus Welby Pugin colaboró con Barry en el diseño y los elementos decorativos del Nuevo Palacio de Westminster y, gracias a su influencia, la torre del reloj ganó en tamaño e importancia.
Construir un reloj de tales magnitudes es todo un desafío. Se tardó dos años en completar su mecanismo y costó 2.500 libras (el equivalente a alrededor de 285.000 libras en la actualidad). El reloj comenzó a marcar la hora con éxito en mayo de 1859. Para garantizar que funcionaba a la perfección, se utilizó un cable de telégrafo que enviaba la hora de los cronómetros del Observatorio Real de Greenwich —los más precisos del país— al Nuevo Palacio de Westminster.
El mecanismo del reloj es sometido a pruebas para garantizar que funciona a la perfección. Crédito: Parlamento de Reino Unido.
El Big Ben como símbolo de libertad
Las cinco campanas de este icónico reloj son golpeadas con martillos desde el exterior. La más grande, que es la que recibe el nombre de Big Ben, pesa 13,7 toneladas. Sus campanadas, que pueden oírse a más de ocho kilómetros, se han silenciado en contadas ocasiones. Por ejemplo, por labores de mantenimiento y en 1916 para proteger a la ciudad de los bombarderos alemanes.
Más de dos décadas más tarde, en la Segunda Guerra Mundial jugaban un papel diferente. “Las campanas de la torre del reloj se transmiten por radio desde la víspera de Año Nuevo de 1923 y se convirtieron en un símbolo de libertad durante la Segunda Guerra Mundial, elevando la moral de la gente en casa y de los que luchaban en el extranjero”, afirman desde el Parlamento Británico.
Como esta gigantesca estructura era demasiado fácil de reconocer en el cielo londinense, en 1939 las luces del reloj se apagaron hasta el final de la guerra en 1945. Algo que no evitó que el Palacio de Westminster fuera alcanzado por bombas 14 veces. Hasta décadas después no se descubrió que el daño había sido más severo de lo que se pensaba: “La tecnología topográfica moderna reveló fracturas y daños estructurales que no eran detectables por los métodos disponibles en las décadas de 1940 y 1950”.
El Palacio de Westminster fue alcanzado por algunas bombas durante la Segunda Guerra Mundial. Crédito: Parlamento de Reino Unido.
La torre del Big Ben imita a la de Pisa
A todos estos daños, se suma que el mítico reloj londinense ha comenzado a inclinarse como la Torre de Pisa. "He escuchado a los turistas decir 'creo que no está del todo vertical', y están en lo cierto", afirma Jonh Burland, profesor emérito del Imperial College de Londres, a la cadena BBC. En teoría, la torre se está hundiendo debido a los trabajos subterráneos que se han realizado en la zona durante las últimas décadas —en líneas de metro, aparcamientos y el alcantarillado—.
La inclinación se aceleró entre 2003 y 2011, aumentando a 0,9 milímetros al año, en comparación con la tasa promedio a largo plazo de 0,65 milímetros al año, según un informe encargado por el metro de Londres y el Departamento de Bienes del Parlamento. Burland afirma que si el proceso se acelerara aún más, habría que “hacer algo”. “Pero no creo que necesitemos hacer nada hasta dentro de algunos años”, señalaba a Reuters. Al ritmo actual, según los ingenieros, habría que esperar 4.000 años para alcanzar una inclinación tan exagerada como la torre de Pisa.
La torre del mítico reloj londinense ha comenzado a inclinarse como la Torre de Pisa. Crédito: Pexels.
A la espera de ver cómo avanza la inclinación de la torre, en las últimas décadas se han llevado a cabo múltiples labores de mantenimiento. Entre 2017 y 2022 se realizó “la conservación más intensa de la historia” del Gran Reloj, según el Parlamento de Reino Unido. Se reinstaló con éxito el mecanismo victoriano del Big Ben, se realizaron pruebas con las campanas y se puso iluminación LED de bajo consumo en las esferas del reloj. Durante este trabajo de conservación, se han pausado las visitas a su icónica torre. El parlamento, que espera volver a recibir visitantes en primavera de 2023, asegura que “el Big Ben está regresando”.
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