Hoy es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, un día que no deberíamos celebrar, pero que desafortunadamente, lo hacemos debido al bajo número de niñas que quieren dedicarse al ámbito de las ciencias cuando son mayores.
“Siempre he tenido problemas por ser mujer en el mundo de la investigación en tectónica. Las mujeres empezábamos a hacer este tipo de cosas, y la sociedad no lo asimilaba. En los años 80, me dijeron que no en una oferta de trabajo a la que íbamos dos compañeros de promoción chicos y yo por ser mujer. Éramos tres los que hacíamos la tesina, dos chicos y yo en el mismo departamento”, explica Joaquina Álvarez Marrón, investigadora científica del Instituto de Geociencias Barcelona, perteneciente al CSIC.
Según esta investigadora, debería ser más natural que aparezcan en los medios mujeres en todos los campos de conocimiento, para que las niñas vean que es normal que pueden ser lo que quieran. “Cuando yo era pequeña no había este tipo de modelos, no veías mujeres en estos trabajos, había muchas maestras o enfermeras, ahora esto ha cambiado mucho y cada vez hay más mujeres que aparecen en los medios en el ámbito de la ciencia y la investigación”, afirma Joaquina, que fue presidenta de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) entre el 2017 y 2019.
Ahora con la pandemia se ha favorecido la visibilidad de mujeres expertas en medicina, investigación, por lo que se ha normalizado ver a mujeres expertas en un ámbito tan reconocido. “Ahora no te lo planteas, lo ves y lo asumes. Para las niñas tener modelos de mujeres que hacen cosas interesantes, y “aparentemente” de hombres, es esencial”, explica Joaquina.
“A mí siempre me gustaron las matemáticas y las ciencias en general en el colegio. Que me explicaran por qué ocurrían las cosas en ciencia, por qué existía el sol, la luna. A los 11 años me regalaron un libro de Marie Curie, y pensé “yo quiero ser como ella”. No tuve ninguna duda en elegir las ciencias. Después de pasar por Químicas, me decidí por geología”, afirma la experta.
Tectónica de placas, "muy masculina"
“Mi especialidad, la tectónica, era como muy masculina. A las mujeres nos decían que “no sabíamos hacer mapas”, por eso nos hacían menos caso. Eres invisible, pasa como en ingeniería, donde hay muchos hombres, ellos se hacen su mundo a su manera, se entienden, y las mujeres cuando somos minoría nos dejan de lado”, afirma Joaquina. “Y luego el tema de la promoción profesional, siempre hay más hombres que mujeres en los niveles altos. Los CV de las mujeres se valoran menos, se desvaloriza nuestro perfil”.
La entrada de mujeres en equipos cambia la manera de hacer las cosas. Según esta profesional, se establecen relaciones más igualitarias, disminuye el individualismo, aumenta la capacidad de trabajo en equipo, las mujeres siempre buscamos que todo el mundo esté bien y estemos contentos.
El trabajo de Joaquina se centra en la adquisición de nuevos conocimientos, lo que se llama investigación básica. No tiene una aplicación inmediata a la sociedad o a la innovación.
Se dedica principalmente al estudio de procesos orogénicos, es decir al estudio de cómo se forman las cordilleras de montañas. Son estudios del ámbito de la geodinámica y la tectónica que fundamentalmente consisten en integrar datos de campo con datos geofísicos para determinar los procesos que intervienen en las zonas de colisión entre placas tectónicas.
Esta investigadora estudia la estructura de la corteza terrestre, tanto en regiones en que la colisión de placas ha ocurrido en el pasado y ya no existen montañas, como en regiones activas en que las montañas se están generando en la actualidad.
Su especialidad tiene aplicaciones posteriores a la prospección de recursos geológicos en general pero para realizar esas aplicaciones ya deben intervenir otros expertos.
Joaquina ha trabajado para empresas públicas, como en un proyecto para el almacenamiento subterráneo de CO2. Su trabajo es el inicial, ir al campo y de alguna manera seleccionar las estructuras geológicas mejores para eso.
En el ámbito de las infraestructuras, el tipo de trabajo que ella realiza resulta muy importante, ya que todas deberían llevar estudios detallados de geología de campo. Los estudios geológicos aportan el conocimiento inicial del terreno.
En los últimos años, su trabajo de investigación se ha centrado en Taiwán, un país en el que hay una actividad sísmica importante. Colabora con geofísicos y sismólogos taiwaneses, hace la interpretación geológica de las estructuras susceptibles de generar sismicidad, también para saber qué estructuras son las de más riesgo.
“Nosotros lo que hacemos es utilizar la sismicidad para hacer modelos del subsuelo con las velocidades de propagación de las ondas sísmicas, por ejemplo. De esa manera, podemos dar un detalle mayor de las cosas que no se ven en superficie, para interpretar las relaciones entre estructuras. Nuestro trabajo incluye desde la realización de los mapas, hasta la determinación de los procesos que han ido ocurriendo para que se generen ese tipo de estructuras", explica esta profesional.
La geología muestra diferencias distribuida en regiones dependiendo de la actividad sísmica. En los límites entre las placas tectónicas es donde hay más actividad sísmica, en las zonas donde las placas convergen, por ejemplo, el margen de Chile hay muchos terremotos.
Ese conocimiento acerca de en qué regiones del planeta existen unas determinadas condiciones dinámicas, de cómo se comportan las placas, ayuda a determinar si hay grandes fallas activas. En las lugares en que hay estas fallas, no se debería construir edificios que no cumplan con requisitos de resistencia adecuados.
