ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno
Carnival Corporation, el mayor operador mundial de cruceros de lujo, ha llegado a emitir en un sólo año casi 10 veces más dióxido de azufre alrededor de las costas europeas que 260 millones de coches, según un informe de Transport & Environment. En los últimos meses hemos repasado algunas alternativas limpias tanto en la industria automotriz como en el sector de la aviación. Pero, ¿qué pasa con los cruceros? ¿Qué tipo de tecnologías pueden servir para minimizar su contaminación?
“Si bien los cruceros representan solo una pequeña proporción de la flota naviera mundial, tienen un impacto desproporcionado en la calidad del aire, los hábitats y el clima”, indican desde Transport & Environment. España, Italia, Grecia, Francia y Noruega son los países más expuestos a la contaminación del aire de los cruceros en Europa, según la entidad.
Normalmente estos barcos “viajan rápido y cerca de la costa, lo que significa que se queman grandes volúmenes de combustible en las proximidades de las poblaciones costeras”. Además, muchos atracan en puertos ubicados en el corazón de ciudades como Barcelona o Palma de Mallorca, afectando así a la calidad del aire. Los cruceros están en el punto de mira medioambiental también por otros motivos. La red internacional de organizaciones ecologistas Amigos de la Tierra critica que algunos cruceros vierten grandes cantidades de aguas residuales y otros desechos en los océanos, “contaminando playas y arrecifes de coral y destruyendo nuestra valiosa ecología marina”.
Navegar con combustibles menos contaminantes
El sector naval busca la forma de crear barcos que no emitan gases de efecto invernadero ni partículas contaminantes. En la actualidad la mayoría de los cruceros queman fuel oil pesado (HFO), “el combustible fósil más sucio disponible”, según indica Transport & Environment. Además, estos barcos “no suelen tener filtros de partículas diésel o convertidores catalíticos selectivos para limpiar los gases de escape, tecnologías que sí son estándar para vehículos de carretera como camiones”.
Desde Ecologistas en Acción subrayan que los cruceros utilizan combustibles con un alto contenido de azufre que emiten contaminantes “altamente peligrosos para la salud humana”. Otros gases como el dióxido de nitrógeno, producidos también durante los procesos de combustión de los barcos, pueden tener influencia en el asma, los síntomas bronquiales, las alveolitis y la insuficiencia respiratoria, según la Organización Mundial de la Salud.
Algunos cruceros queman grandes volúmenes de combustible en las proximidades de las poblaciones costeras. Crédito: Unsplash.
Por ello, conseguir combustibles menos contaminantes se ha convertido en uno de los principales desafíos del sector a corto plazo. Stephen Gordon, director gerente de Clarkson Research Services (una unidad del intermediario naval Clarkson PLC), afirma a The Wall Street Journal que el 27% de los buques mercantes en construcción por tonelaje utilizarán combustibles alternativos. El gas natural licuado (GNL), además de utilizarse para vehículos de transporte pesado en carretera, también se está consolidando en el sector naval como una alternativa más sostenible, económica y eficiente, según aseguran sus defensores. Un estudio publicado en la revista Journal of Marine Science and Technology indica que el GNL permite reducir los costos operativos debido a que es más barato que los combustibles usados tradicionalmente.
"Los buques GNL son la única alternativa fiable y de eficacia probada para reducir significativamente la calidad de aire y contribuir a la transición energética de la marina mercante", indica un portavoz de la gran empresa naviera CMA CGM a The Wall Street Journal. Pero, si bien es cierto que los buques que usan este combustible emiten mucho menos dióxido de carbono, no se trata de una alternativa completamente limpia. El metano no quemado en la combustión de este gas también resulta en emisiones a la atmósfera y, por lo tanto, también contribuye al efecto invernadero.
Hidrógeno y velas solares retráctiles para surcar mares
La solución, según este informe, pasaría por buscar soluciones que permitan navegar sin emitir ninguna emisión. China lanzó en 2017 el primer carguero 100% eléctrico. También hay otros barcos como el Mayflower —un buque autónomo con un motor eléctrico híbrido impulsado por energía solar— o el Energy Observer movidos únicamente por energías limpias. Este último catamarán se ha convertido en una especie de laboratorio flotante que navega gracias a una combinación de energías renovables y un sistema de producción de hidrógeno a partir del agua de mar. Con 30,5 metros de eslora y 12,8 de manga, cuenta con dos motores eléctricos alimentados por un conjunto de baterías de litio y una pila de combustible de hidrógeno. Hay tres paneles fotovoltaicos y varias turbinas eólicas que sirven para obtener energía y cargar las baterías.
La proliferación de proyectos para construir barcos movidos por energías limpias deja entrever cómo serán los yates y cruceros del futuro. Entre las tecnologías para conseguirlo, destacan las velas solares. La compañía Visioncruise lleva años trabajando en un crucero más sostenible: el Ecoship. Este barco cuenta con 10 velas fotovoltaicas retráctiles y con 10 aerogeneradores. El objetivo es reducir entre un 30% y un 40% las emisiones de dióxido de carbono en comparación con un sistema convencional de propulsión.
Algunos barcos cuentan con velas cubiertas de paneles solares que se mueven para recibir los rayos del Sol. Firma: Kurt Strand.
Otro proyecto destacable es el Florida, un superyate ecológico diseñado por el noruego Kurt Strand. Tres alas-mástil de unos 80 metros de altura coronan esta gran embarcación de 160 metros de eslora. Sus velas están cubiertas por paneles solares que se mueven para recibir los rayos del Sol. De esta forma, cuando no hay viento, el barco puede activar un modo de navegación solar. Los mástiles llevan incorporados un sistema de lavado para mantener limpios los paneles solares y conseguir que funcionen correctamente.
Pese a que acabar con las emisiones contaminantes de los barcos se ha convertido en una prioridad de múltiples agentes del sector naval, no parece que haya una solución milagrosa a corto plazo. Las tecnologías que pueden hacerlo posible aún se encuentran en desarrollo y sólo se han implementado en proyectos específicos. En un planeta en el que más del 90% del comercio mundial se realiza por mar y unos 30 millones de personas viajan en cruceros cada año, la carrera por dejar de depender de combustibles fósiles contaminantes ya ha comenzado.
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