ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno
Navegar por la web es una actividad habitual para millones de usuarios de todo el mundo. De hecho, el 64,4% de la población mundial tiene acceso a Internet, según Statista. Algunos científicos intentan expandir la red a la Antártida, las profundidades del océano o la Luna. ¿Cómo se conectan los astronautas a Internet desde el espacio? ¿Hay wifi en el lugar más frío del planeta? ¿Y debajo del agua? En el Día Mundial de Internet, analizamos algunos proyectos para llevar la red a los sitios más remotos del universo.
Wifi en el espacio
“Probablemente veas imágenes de la Estación Espacial de astronautas con iPads u ordenadores portátiles no conectados por cables”, explica Richard Hollingham, periodista científico y comentarista de lanzamientos de la Agencia Espacial Europea, en el portal The Naked Scientists. Allí tienen wifi, pero “realmente no están conectados a Internet como tal”. Lo que hacen, según explica el experto, es acceder al sistema de comunicación de la NASA, proporcionado por satélites de seguimiento y transmisión de datos.
La Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) gira alrededor de la Tierra en órbita terrestre baja —da una vuelta cada 90 minutos—. Por encima, giran en órbitas geoestacionarias varios satélites que transmiten datos hacia el suelo, según Hollingham. Los astronautas los utilizan, entre otras cosas, para visualizar vídeos en HD e incluso ver películas. “Los sábados o domingos por la noche suelen tener una noche de cine en la Estación Espacial”, afirma el experto.
Los astronautas de la Estación Espacial Internacional se conectan a Internet gracias a algunos satélites. Crédito: NASA.
Internet en el lugar más frío del planeta
Los científicos se turnan para visitar la Antártida y hacer sus investigaciones sobre el cambio climático, el agotamiento de la capa de ozono o el aumento del nivel del mar. Como indica el Comité Científico para la Investigación en la Antártida (SCAR, por sus siglas en inglés), “la región antártica es un ‘laboratorio natural’ inigualable para investigaciones científicas vitales, importantes por derecho propio e imposibles de realizar en cualquier otro lugar del planeta”.
Para acceder a Internet, los investigadores se conectan a diferentes sistemas de satélites, algunos de los cuales solo están disponibles durante unas horas al día, según Pilot, un proveedor de servicios de Internet: “La latencia es alta, el ancho de banda es mediocre y todos los científicos del continente tienen que programar su acceso a la red con anticipación para cargar sus datos (y sus selfies)”.
Ha habido múltiples intentos de llevar a la Antártida el Internet de alta velocidad. El 98% de todo el tráfico internacional de Internet circula por una red inmensa de cables submarinos. La Fundación Nacional de Ciencias (NSF, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos ha valorado la posibilidad de construir un cable de fibra óptica que viaje a lo largo del lecho marino desde la Antártida hasta Nueva Zelanda o Australia. En los últimos meses también se han realizado varias pruebas con Starlink, el servicio de Internet satelital de alta velocidad desarrollado por SpaceX, de Elon Musk.
En los últimos años, múltiples proyectos han impulsado la conexión de alta velocidad en la Antártida. Crédito: Unsplash.
El desafío de conectarse bajo el mar
La conexión Wi-Fi no se transmite igual por el agua que por el aire. Un equipo de investigadores ha propuesto una solución, cuyos detalles han sido publicados en IEEE Communications Magazine. Se trata de Aqua-Fi, un "Wi-Fi submarino" para poder enviar información bajo el agua. El sistema ha sido probado para conectar una plataforma submarina de forma inalámbrica a Internet y transmitir voz y video en tiempo real utilizando luz LED y láser en un entorno de agua estática.
Sin embargo, tiene algunas limitaciones. Los propios investigadores reconocen que si se implementara en un entorno real en el mar o en el océano, cualquier movimiento del agua podría generar una turbulencia y afectar a la calidad del sistema. Los próximos trabajos deberían centrarse en mejorar la tasa de datos y en reducir el tamaño de los equipos necesarios. “El sistema en su conjunto requiere miniaturización para permitir el montaje en objetos pequeños”, señala la investigación. Algo que también ayudaría a reducir el consumo de energía.
Un equipo de investigadores desarrolla un "Wi-Fi submarino" para enviar información bajo el agua. Crédito: IEEE Communications Magazine.
Pese a estos proyectos y avances prometedores, los sistemas que en la actualidad llevan Internet bajo el agua, a la Antártida o al espacio aún están lejos de ser tan rápidos y eficientes como los que millones de personas reciben en sus hogares. Scott Kelly, astronauta que pasó un año en la ISS, explicaba hace unos años en Twitter que la velocidad de conexión allí era bastante lenta. Algo que ha cambiado en los últimos años y probablemente siga mejorando, ya que múltiples investigadores se han puesto manos a la obra con un objetivo: llevar las comunicaciones vía Internet en sitios remotos al siguiente nivel.
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