ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno
Los rascacielos han sido durante décadas un símbolo de poder. Estas megaestructuras han servido a múltiples potencias para exhibir al mundo su potencial técnico y tecnológico. En este blog hemos repasado nuevas vías para construirlos y hemos revisado la carrera histórica para edificar cada vez más alto. Pero, ¿y si esta carrera está llegando a su fin? China, el país que acoge 44 de los 100 edificios más altos del mundo, ha ordenado limitar la construcción de los rascacielos de más de 500 metros.
Cuando la altura se convierte en un inconveniente
La Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, el principal órgano de planificación económica de China, ha indicado que ya no dará luz verde a la construcción de edificios que superen esta altura. Solo hay 10 edificios en el mundo que miden más de 500 metros. Cinco de ellos están en China continental, según el Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano. Además, las construcciones que midan más de 250 metros de altura serán “estrictamente” limitadas y se analizará rigurosamente si realmente son necesarias. Las ciudades de menos de tres millones de habitantes no podrán construir edificios que superen los 150 metros, y las que superen los 100 metros deberán coincidir con la escala y la capacidad de rescate en caso de incendios de sus ubicaciones.
"Es principalmente por seguridad", explica Qiao Shitong, profesor asociado de derecho urbano en la Universidad de Hong Kong. A partir de cierto punto, la altura de los edificios puede llegar a convertirse en un inconveniente. Aunque los grandes proyectos de ingeniería cada vez cuidan más la seguridad y los desafíos técnicos, la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma indica que todavía hay algunos que no se gestionan de forma estricta, “lo que provoca una disminución de la calidad del proyecto y un aumento de los posibles peligros para la seguridad”.
Los edificios extremadamente altos, según Shitong, "son más bien proyectos emblemáticos para los alcaldes y no necesariamente son eficientes". Durante décadas, la altura ha sido sinónimo de poder y estabilidad. "La gente quería construir más alto porque quería que su ciudad fuera más prestigiosa que otras", afirma Marshall Strabala, arquitecto jefe de la Torre de Shanghai —el segundo edificio más alto del mundo, que alcanza los 632 metros y tiene 128 pisos—.
A partir de cierto punto, la altura de los edificios puede llegar a convertirse en un inconveniente. Crédito: Unsplash.
De la seguridad al coste o la ocupación: los desafíos de los rascacielos
Pero en los últimos años algunos incidentes han puesto en el punto de mira la seguridad estructural de estos edificios. En mayo de 2020 las autoridades cerraron un rascacielos de Shenzhen tras unos temblores. Esta ciudad, conocida popularmente como el Silicon Valley de China, alberga algunos de los edificios más altos del mundo: del Ping An Finance Center (599 metros) al KK100 (441 metros) pasando por el China Resources Headquarters (392 metros).
El SEG Plaza, el edificio que tuvo que ser evacuado tras los temblores, cuenta con 70 plantas y mide 292 metros. Tras el incidente, los propietarios del hotel aseguraron que no se habían detectado grietas en el suelo ni muros cortina dañados. Tampoco se registraron movimientos sísmicos en la zona. Los expertos achacan los temblores a un par de mástiles en el techo del rascacielos que medían unos 60 metros y que han sido retirados. En teoría, una resonancia inducida por el viento hizo temblar el edificio.
Además de que la construcción de estas megaestructuras plantea importantes desafíos de seguridad, es extremadamente costosa. "Para pasar de 500 a 600 metros, el coste incremental es exponencial. Estos edificios cuestan casi tres veces más por metro cuadrado que un edificio de 20 pisos", comenta Strabala. A ello se suma que planificar y construir rascacielos suele llevar bastante tiempo: “No es raro que se tarde diez años en levantar estos grandes edificios”. Por lo tanto, estas estructuras son más vulnerables a posibles crisis económicas.
Planificar y construir rascacielos lleva bastante tiempo y supone una importante inversión económica. Crédito: Unsplash.
Una vez construidos, los propietarios de los rascacielos se enfrentan en ocasiones a dificultades para atraer a los inquilinos a las oficinas. Beijing, Shanghai, Guangzhou y Shenzhen son ciudades chinas con algo en común: todas cuentan con uno de los 10 edificios más altos del mundo y tienen, además, las tasas de desocupación comercial más altas del país. En total, poseen 7,9 millones de metros cuadrados de espacio vacío.
¿Un antes y un después en la construcción de rascacielos?
En la construcción de megaestructuras, la altura no es lo único que importa. James Macdonald, jefe de investigación en China del proveedor global de servicios inmobiliarios Savills, asegura que “la calidad, las especificaciones, la eficiencia, el diseño y la accesibilidad de los edificios suelen ser más importantes que la altura en términos de generar rentas más altas”. “También ha habido una tendencia de que las constructoras hagan [torres] más pequeñas que se pueden alquilar o vender a empresas como su propia sede corporativa”, comenta.
Todavía es pronto para saber con certeza qué efecto tendrán las nuevas medidas impuestas por China en relación a la construcción de edificios. Es posible que no supongan un cambio significativo en la construcción de gran parte de los rascacielos. El director de investigación de la consultora inmobiliaria Knight Frank, Martin Wong, considera que probablemente el límite de altura impuesto por el país asiático no tendrá mucho impacto en el mercado de propiedades comerciales. Según explica, los rascacielos más populares miden entre 180 y 200 metros.
Sin embargo, las nuevas regulaciones sí que supondrán en el país asiático el fin a los edificios que superan los 500 metros de altura. A Strabala la decisión de China le resulta “muy inteligente”. El arquitecto jefe de la Torre de Shanghai aboga por estructuras más funcionales independientemente de su altura. "Creo que las ciudades necesitan mirarse a sí mismas y decir ‘nuestra ciudad es hermosa’. No es necesario que esta aguja sobresalga para mostrar lo exitosos que somos".
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